No solo basta que tengas una amplia experiencia. El ser líder es muy diferente a ser
jefe. Un líder debe motivar, inspirar, ser parte del equipo que dirige.
Primero debe tener el control de sus emociones, no dejarse llevar por
las situaciones, por sus impulsos. Esto le llaman inteligencia emocional.
Esta inteligencia es vital para poder llevar el día a día de un proyecto.
Un verdadero líder no debe de dejar que las situaciones adversas se pongan en
su contra. Esta «cabeza» de equipo debe permanecer atento a lo que ocurre a su
alrededor, sus apreciaciones no deben estar basadas en suposiciones,
información sin confirmar.
Jamás dejamos de aprender, un líder verdadero escucha a su equipo, se
«alimenta» de las experiencias, ideas y sugerencia de cada miembro de su grupo
de trabajo. La visión del más joven del grupo puede servir de ayuda para el
proyecto.
El líder, es casi un «hermano mayor», debe de conocer al equipo y
reconocer las fortalezas y debilidades de cada integrante, de esta manera el
proyecto podrá fluir de forma adecuada cumpliendo los plazos y metas. El líder
debe saber en que momento debe de intervenir para brindar el soporte a su
equipo.
Si un líder no conoce a su equipo, el desarrollo de las labores estará
llena de tropiezos y retrasos. Un líder
debe apoyarse en su equipo para poder realizar los cambios que deberá realizar
en el trayecto del proyecto, el peor enemigo para un líder es la negación al
cambio.
Un líder debe ser más que un jefe, debe de estar delante del equipo para
enfrentar las situaciones que se desarrollan. Un líder jamás busca culpables
para los errores, un líder busca la solución.
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